viernes, 9 de diciembre de 2011

Día 25

Karla entre los hombres, y Oto pegado a ella, desde ayer ha cambiado mi percepción de Oto, comienzo a verlo más femenino que Karla. Ella rara vez con falda, se pasea ordenando a discreción. El obedeciendo, como una ama de casa maltratada.
Hoy en las pistas, algunos de los amigos de Leopold se ha quitado la camisa, Eva Karla ha humillado a Oto ante los demás. Nadie se ha sorprendido, salvo el propio Oto.
Adolf viene de Berlín, nos ha recomendado que en cuanto pudiéramos viajásemos allí, tiene pinta de oficinista, es meticuloso y detallista, sabe reconocer a las personas en un solo vistazo. Desde principio a despreciado a Oto, y cuando ha ido pasando el día su desprecio se ha hecho cada vez más visible.
En la cena, Oto, le ha preguntado de qué trabajaba a Adolf. -¡Cállate, imbécil! Ha sido su respuesta, Karla se ha reído, y los otros le han acompañado. Oto ha agachado su cabeza y no ha vuelto a hablar en toda la noche.
Creo que prefiero la soledad a los amigos de Leopold, la altivez que muestran hacia nosotros, no hace referencia a Karla, a la que tratan como a un igual. No me he atrevido a preguntar cuantos días estarán con nosotros.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Día 24

¡SOCORRO!
Leopold se ha marchado, conduciendo él uno de los coches. El otro automóvil con las maletas se lo ha llevado el chófer. Estamos aislados. Otra noche nevando.
Oto, me ha acariciado la mano durante la comida. No puede ser, creo que mis pensamientos me están jugando una mala pasada. Cuando he notado el roce, ¿lo he notado? He vuelto mi vista hacia Karla y me ha parecido que ella bajaba rápidamente la cabeza hacia su plato de sopa. Cuando he mirado a Oto, este comía como si no hubiese pasado nada. –¿Le pasa algo a la sopa?. –Es que me ha parecido… no, nada, pero como estábamos tan callados..
¿Me estoy volviendo paranoico?
Mañana vendrán cuatro amigos de Leopold a pasar unos días. Leopold nos ha dejado dicho que seamos amables, y que nos comportasemos como si lo hubieramos conocido hace años en Biarritz. No puedo dejar de darle vueltas a la cabeza, ¿porqué Biarritz, y no Roma, Berlín, Viena o San Sebastián, o cualquier ciudad o tugurio de Europa?
Eva Karla, -Muchachos, mañana tendremos diversión. Caras nuevas. - ¿En serio, Eva Karla?. Creo que ya tenemos caras nuevas.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Día 23

El día de ayer me demostró que no puedo quedarme encerrado en el castillo, mi mente naufragaba, esparciendo trozos de vida mientras yo me hundía cada vez más. El grupo de coristas se ha ido esta mañana antes de que yo me levantara. Ha venido a despertarme Oto para que me despidiera, lo he mandado al cuerno y he seguido dormitando.
Eva Karla me ha preguntado que me pasaba mientras me acariciaba la cabeza, suavemente, Oto nos ha mirado con cara de horror y ella le ha sonreído. ¿Qué me estoy perdiendo?
Eva ya estará llegando a Berlín, paisajes que se alternan, pueblos, casas, ciudades con gente y ruido, si, ruido, coches, claxon, hombres anuncio, pobres. Por la información que deja escapar Leopold de vez en cuando, Berlín es un hervidero, preparando las Olimpiadas, viene gente de toda Alemania para visitar el Estadio y las avenidas nuevas.
Pagaría, por estar allí, media vida.
Leopold también marchará mañana hacia Viena, Dante irá con él, dice que a recoger nuestros pasaportes. Espero que sea el principio del final.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Día 22

Estoy a punto de enloquecer, cuando más nos acercamos al verano, más nieve parece que hay a nuestro alrededor. Esta noche ha vuelto a nevar. ¡Odio este clima!
Mi moral esta cayendo por los suelos y subiendo la de los demás, han marchado todos esta mañana hacia las pistas. Leopold también ha ido y Dante les ha acompañado, veo a Leopold y Dante siempre juntos, distantes y tristes.
Me quedaré todo el día en el Schloss viendo pasar las horas, pegado a la chimenea, leyendo cualquier libro que encuentre, si puede ser, que tenga grandes grabados de lugares exóticos y lejanos. Siento que me estoy perdiendo, que me hundo en mis miserias cada día más. Si algún día vuelvo a casa, recordaré estos momentos como si una pesadilla a cámara lenta se desplegase ante mí. Pero ¿con quién estaré en casa?, nadie me acompañará en mi regreso.
Cuando pienso lo tonto que he sido, los tontos que hemos sido. Estábamos bien, los veranos en Biarritz, el invierno junto a los amigos en Barcelona y Niza, ahora solo nos queda este infierno blanco. No sé, como mi abuela, vivió tantos años aquí.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Día 21

Los hombres del grupo y Oto, Karla y yo, nos fuimos a Griesskargipfel. Karla se desenvolvía como la dueña y señora de la montaña, y de todos nosotros. Mandaba y nos desvivíamos por complacerla, sobre todo los nuevos. Oto se enfurruñó, y dejó de competir pegándose a mi como una lapa.
He hablado algo más de lo acostumbrado con él, que tampoco es mucho. - ¿Qué vais a hacer, después de esto?. –¿Dirás que vamos a hacer?, tu también te vendrás, supongo. Eva nos está buscando un apartamento en Berlín a través de unos amigos de Leopold. –Entonces, ¿nos espera en Berlín? – Cuando lleguemos, ella, habrá marchado.
Si, sabían donde ha ido Eva, ¿porqué me lo han ocultado?, o ¿ha sido el pobre Oto el que se ha ido de la lengua?, por mi seguiría los pasos de Eva esta misma noche, le pediría perdón y trataría de comprenderla, mataría a Leopold, a Oto, Karla y al grupo de vicetriples y acompañantes, a los cocineros, criadas y mayordoma, le pegaría fuego a Moosham y la seguiría. Dante, y yo. Para volver a estar otra vez los tres juntos. Cruzaríamos la frontera con Alemania mañana por la noche y estaríamos a salvo. Pero estoy seguro, que Dante no me apoyaría, ha sido un gran sueño.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Día 20

El grupo de coristas llegó anoche, recién estrenada la luna. Leopold se multiplicaba en amabilidades y halagos, había aumentado el servicio en 6 criadas, que corrían de un lado a otro, montando catres en las habitaciones más grandes del Schloz.
También había dos cocineros nuevos, de aspecto jovial, se repartieron la cocina de forma civilizada apartando a la Sra. Ruetz, en su rincón favorito, no la dejaban acercarse a los fogones.
Hoy Leopold nos ha llevado a todos a la cima del Türnitz. Creo que ha sido el día más caluroso de esta primavera, Dante se quitó la camisa y probó esquiar un rato, pero no había tanta nieve y la que quedaba no estaba en la mejor condición. A pesar de verlo entretenerse, siempre se ha mostrado huidizo.
Me están pesando como plomo esta estancia en Moosham. Cuando llegaron las chicas era como una invasión del mundo exterior, las conversaciones amontonadas, los cuchicheos, su alegre ir y venir que lo llenaba todo. Y yo, como un pasmarote mirando el espectáculo del mundo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Día 19

¿A quién voy a engañar?, ¿al extraño tiempo de esta alocada primavera?, ¿a Eva? Esté, donde esté.  ¿A Dante?, no se lo que espera de mi, ni donde le he fallado, ¿a Karla y Oto? Creo que me conocen demasiado bien.
Cuanto más feliz y despreocupado me encuentro, más decepciono a los que me rodean. Pero, por otro lado, esta felicidad, no se la cantidad de malestar que me oculta. Creo que me sirve para cubrir cosas evidentes, evidentes hace unos días, pero que ahora se esconden como pequeños bocados de enamorados, caníbales que marcan y que no intentan dañar la pieza.
Estoy haciendo esta reflexión, y la verdad es que tengo miedo, de lo que ocurre y lo que puede ocurrir. No me importó que ayer se fuera Eva, no le pregunte a donde. Hoy, sin embargo, me gustaría que siguiese con nosotros, que disfrutáramos esta aventura los cinco juntos, sin pasado, con una mirada nueva sobre nuestro devenir. Marchémonos de este castillo encantado que colma nuestras necesidades. Tiremos nuestros pasaportes recién estrenados y huyamos como un grupo de nómadas.
Sigo teniendo miedo en este luminoso día de primavera. Me gustaría tanto volver a casa.

jueves, 4 de agosto de 2011

Día 18

-  Abrázame, no como si lamentaras hacerlo. Hazlo como si me quisieras, como si fuese lo más importante que haya pasado en tu vida. Dante tenía los ojos brillantes. Lo abrace sintiendo contra mi pecho el suyo palpitante, apretándolo fuerte hacia mi. Sentí sus brazos, su respiración, en un momento me dio la sensación que lloraba, pero después vi que todo había quedado en eso, una sensación.
Cuando por fin aflojamos el abrazo quedamos por un momento muy cerca el uno del otro, mi mano sobre su nuca me hablaba de su vulnerabilidad, de la fragilidad con que siempre se envolvía. - ¿Quieres que me quede contigo?. – Solo necesitaba sentir que le importaba a alguien, aunque sea mentira. Gracias por el abrazo.
Pocas veces he tenido que bajar la mirada por culpa de otra mirada. Como un reto la he mantenido hasta que el otro la apartaba, a Dante no le ha hecho falta mucho tiempo para lograrlo. He tenido vergüenza de no saber que le pasa, de despreocuparme de Eva, de sentirme feliz cuando a mi alrededor algo parece desmoronarse, sin saber yo que es.
Hemos hecho una excursión a Hochschwad, pero los ojos de Dante, en la distancia, han seguido perforándome.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Día 17

Anoche fui a la habitación de Dante, la cama estaba hecha, él no estaba allí, no dormía allí. He empezado a pensar que su salud no es motivo de su decaimiento. Esta mañana lo he encontrado, serio y distante, como estos días atrás. No le he preguntado donde estaba la noche pasada. Karla se ha unido al desayuno a las 10 de la mañana. - ¿Quién se anima a venir a Schneealm?
He vuelto mi cabeza hacia Dante, su mirada melancólica, - ¿Quieres que me quede contigo y hablamos? – Quiero que te vayas. En ese momento no me he dado cuenta del significado de sus palabras, he entendido que quería que me fuese con Karla y Oto, pero quizás decía algo más; que me fuera de su vida, que me fuera de allí, que lo dejara solo.
He sentido una tristeza inmensa, quizás he obligado a separarse de mi a las dos únicas personas que me querían. Schneealm se mostraba fantástico, Leopold ha dicho que cuando venga el grupo que espera, iremos a los lugares donde la nieve aun reina. - ¿Nos acompañarás Leopold? – Creo que me tengo que quedar a finalizar unos negocios, espero poderme escapar algún día.

martes, 2 de agosto de 2011

Día 16

Leopold ha insistido en que fuéramos de excursión  a Kuhschneeberg. Dante ha dicho que se encontraba mal y no ha venido. Tampoco Eva nos ha acompañado, está haciendo la maleta y sale hacia Viena. Leopold nos ha dado documentos nuevos, ahora tenemos nacionalidad Suiza.
Karla esta exultante, y Oto se acerca más a mi. Hemos podido tener una conversación de una hora sin que pensase en los pantalones de Karla. Creo que es el tiempo que he hablado más con él desde que nos conocemos.
Leopold, nos ha dicho que en cuanto llegue el resto de los invitados iremos a las cumbres que se mantienen con nieve. En algunas donde la cima es menos escarpada podríamos esquiar un poco, pero todo se verá. El, posiblemente tendrá que regresar a Viena.
Ya se nota que estamos a finales de primavera, a pesar de que el tiempo es muy variable. Me he dado cuenta, de que mi odio hacia Karla, no tenía motivo. Parece que todo ha vuelto a la normalidad. Me siento feliz de la actual situación. Estoy seguro que no echaré de menos a Eva y apenas he pensado hoy en Dante. Mis obsesiones hacia ellos parecen que se van mitigando.
Cuando comenzamos el viaje, creí que lo nuestro era de verdad.

martes, 5 de julio de 2011

Día 15

Un día fabuloso, hemos bajado al lago que hay cercano al pueblo, por fin hemos conocido a nuestro anfitrión, mejor dicho, he conocido. Es un rico industrial del acero, nada de títulos nobiliarios y cosas por el estilo. Karla se ha lanzado literalmente a su cuello, - ¡Leopold, ya tenía ganas de verte! Leopold le ha devuelto el abrazo. Un par de cachetes cariñosos a Oto. Un corto saludo con Eva. Una sonrisa cómplice hacia Dante que la ha devuelto bajando la cabeza. Yo he quedado para el final – Por descartes tu debes ser… -¡Exacto!, me ha estrechado la mano, vigorosa y enjuta, dando muestras de confianza. En la comida, Karla, llego primero al comedor y ya tenía preparado donde nos íbamos a sentar cada cual. Me dio lo mismo. Hoy ha hecho un día azul. Luminoso.
Hemos conversado, Leopold se ha mostrado tal como es, un hombre culto y de mundo que puede mantener cualquier conversación, o al menos sabe llevársela a terrenos que le son provechosos. Dante, sin embargo, se ha mostrado callado y cabizbajo en un sillón. ¡Allá él!, un día como hoy solo pasa una vez al año.

martes, 21 de junio de 2011

Día 14

Hemos comenzado el retorno en silencio, solo el ronroneo del automóvil por la carretera solitaria. Eva mirando por su ventanilla el paisaje desde Veitsch. La arboleda oscura y espigada, y el sotobosque de helechos. El chofer no ha hecho ningún comentario, ni cuando vino a recogernos, le estábamos esperando, ni durante el camino. Solo el ruido del motor y Eva mirando por su ventanilla. Los Alpes renaciendo a la primavera en este lado de la montaña, en el otro, el invierno parece que se ha aposentado todo el año.
No siento lo que ha pasado, no hecho de menos su mano cariñosa, ni su mirada de cordero. Hemos hecho un pacto, sin palabras, sin gestos. Cuando lleguemos a Mooshan esbozaremos la mejor de las sonrisas ante Karla, le agradeceremos la deferencia hacia nosotros, y seguramente no volveremos a dirigirnos la palabra. Una palabra que siempre hemos tenido a diferente sintonía, solo nos unía el sexo y Eva creía que era algo más. Y ahora no nos queda nada.
¿Qué pensará Dante?, ¿qué se habrá creído el de nuestra relación?. Ahora dudo de todo y de todos. Dante, Oto y Karla, con Eva han quedado las cosas claras, con el silencio. Nuestro silencio.

domingo, 19 de junio de 2011

Día 13

Último día en el lago. Cuando Eva ha despertado tenía mi mano dentro de su braga, estaba húmeda y un poco pegajosa. Ha pegado un grito de horror y ha huido al lavabo. Yo me he quedado acostado, excitado, oliéndome los dedos. – Eres la persona más asquerosa que he conocido en mi vida. Eres… Se ha quedado sin palabras. – Si te da asco que lo haga por el coño, también te puedo follar por el culo.
Eva se puso a llorar.
He salido a tomar el aire, el silencio roto por el crujir del hielo, Eva se puso a mi lado con los brazos cruzados. - ¿Y ahora qué?. Le he dicho que yo era el mismo del año pasado. Ha sonreído con desdén y ha girado levemente la cabeza.
Hemos ido a dar una vuelta por el glacial, por la parte de su imparable desmorone antes de llegar al lago. Donde sus grandes bloques de hielo, se abren en enormes grietas en una lenta muerte. Junto con el glacial creo que lo nuestro también se ha disuelto en las aguas del lago. Cuatro días donde hemos pasado de la felicidad al odio, a sentirnos apresados en este refugio que nos ha separado irremediablemente. Nunca hemos tenido una relación romántica, no se lo que esperaba de mi. Yo solo quiero ver de nuevo mi ciudad y hundirme en mi cama, con la seguridad de que he hecho lo mejor para los dos. Eva se ha perdido entre los bloques de hielo azul.

viernes, 17 de junio de 2011

Día 12

Hoy después de comer. – Quisiera que volviéramos a empezar ahora, como si estos días atrás no hubiesen ocurrido. - ¿Sabes si han ocurrido? Eva se ha quedado entre incrédula y expectante, he visto como se ponía la chaqueta y por la ventana he seguido su paseo por la orilla, evitando los grandes bloques de hielo. Esa inocencia, ese aparente candor son de las cosas que más me cansan de ella. Parece que me rodeo de adultos con el complejo de Peter Pan, aunque algunos parecen salidos de las mazmorras del marques de Sade.
Después de una hora, Eva no había vuelto, no he tenido preocupación por eso, estuviera donde estuviera, seguro que me estaba esperando. He salido y allí estaba ella, en el porche muerta de frío. – ¡Ya era hora!. Se levantó y entro al refugio yo la he seguido. – No hemos ido a ver tu meada, te acuerdas que te lo prometí. Me ha mirado con asco.
Esta noche hemos sacado una lata de alubias rojas con carne. – Tengo la regla. – No soy asqueroso, además me gusta el olor. Eva se ha levantado y ha vomitado en el retrete. Días como hoy no se olvidan.

jueves, 16 de junio de 2011

Día 11

Esta mañana estábamos desnudos en la cama y Eva a comenzado a masturbarme, he dirigido su mano creando el ritmo para cada momento, la he dejado hacer, solo he pensado en mi, en su mano caliente bajo la nórdica y en la mía dirigiendo sus movimientos.
Al final, no se cuando nos hemos levantado de la cama. He notado a Eva un poco frustrada por que yo no he colaborado para que tuviese un orgasmo. Pero después del desayuno todo ha vuelto a la normalidad. Eva no tenía ganas de salir, y nos hemos quedado en el refugio hasta bien entrada la tarde. Hablando, emborrachándonos con una botella de snap que hemos encontrado.
Eva ha dicho que tenía una cosa que hacer y hemos salido los dos a la lengua del glacial, se ha acuclillado y se ha puesto a orinar sobre un gran pedazo de hielo de color azul. – Aguas centenarias fundiéndose con las mías. Se ha reído de buena gana y yo la he acompañado. – Mañana, prometeme que volveremos aquí para ver que ha pasado. – Te lo prometo.

miércoles, 15 de junio de 2011

Día 10

Desde que llegamos ayer por la tarde, parece que vivamos una luna de miel. A Eva le encanta el lugar donde el glacial comienza a fundirse con las aguas del lago.
Hoy hemos paseado por la orilla, en el otro lado, lejos del glacial, se levanta unos enormes caserones, demasiado lejos para que puedan alterar nuestra felicidad. Ya no me acordaba de cuanto nos gusta estar juntos, de poder follar sin mirar si alguien nos verá. De levantarnos tarde, de disfrutar del paisaje sin temor de que nos digan que “no es para tanto”, la verdad, es que aquí el paisaje no es para tanto, aunque no estamos preparados para el frío, cuando empezamos a tiritar corremos para el refugio y entramos en calor. Me gustaría poder quedarnos aquí más tiempo. Agradeceré a Karla estos días.
Hoy he sido muy feliz, no tenemos horario y pasamos el día disfrutando de nosotros. El chófer trajo una caja de comida enlatada, tenemos de sobra para pasar una semana. Lo que menos nos preocupa es cocinar, y así, es todo mejor. 
Nos hemos acordado de Dante, pero teníamos que arreglar, primero, el desencuentro que hemos tenido desde que comenzamos el viaje.

martes, 14 de junio de 2011

Día 9

-Su amiga se preocupa mucho por ustedes. – Si, mucho. Es la única conversación que hemos tenido con el chófer desde que salimos de Moosham. La sorpresa que nos esperaba esta mañana: pasaríamos cuatro días solos, Eva y yo, en un refugio de montaña a las orillas del un lago glacial. Me resulta una forma, bastante directa, para quitarnos de en medio. No se sus motivos, pero me esta perfecto para dejarla de ver. Estoy seguro que ha empezado a sentirse mal, con mis contestaciones y mi mal humor hacia ella.
Eva está emocionada. – Al final, verás como no es tan mala. Dante ha ido a despedirnos a la entrada del patio, contento por nosotros. Me quedó un gusto amargo que no logro mitigar.
La carretera que llega al refugio, pronto deja de estar asfaltada para convertirse en un camino de grava y tierra oscura. Siempre hemos ido subiendo, sin parar, hasta la cara norte de las montañas, donde la nieve aún perdura en abril. En las cimas se conservarán todo el año, el paisaje de una grandiosidad poco común, nos aparta de la realidad, haciendo que cada metro de calzada nos llevase a nuestro paraíso. – A lo mejor, no es tan mala. Digo en un murmullo, y espero que nadie me haya oído.

domingo, 12 de junio de 2011

Día 8

Llegamos, por la oscuridad de la noche y la poca iluminación, a lo que nos pareció un anexo de una casa señorial. De momento tenemos que compartir habitación con Dante, estamos encantados. Karla y Oto, tienen habitación aparte, son la única pareja “legal” del grupo. Hemos puesto al día a Dante de lo que hablamos la noche pasada, nos ha dicho que él no tiene nada en contra de Karla, pero que si queríamos marchar nos acompañaba.
Esta mañana una sirvienta con unos 40 años, entrada en carnes, luciendo unos mofletes de un sonrosado intenso, como si estuviera perpetuamente avergonzada, nos ha traído el desayuno y nos ha comentado que dentro de unos días nos preparara habitación en el Schloss Moosham. - ¿De quién es el Schloss?. – Es una sorpresa, usted no les diga nada, dentro de unos días lo sabrán.
Hemos pasado el día paseando por los alrededores. El pueblo queda en el valle a un par de kilómetros por una carretera que sube zigzageando hasta la puerta del patio. Nos han dicho que no bajemos al pueblo hasta que no hayan llegado el resto de invitados. En la casa donde nos hospedamos, algunos libros y revistas atrasadas nos ayudan a pasar la tarde. – Mañana os tengo preparada una sorpresa para vosotros dos, solos. Seguro que os encantará. Definitivamente, Karla se ha convertido en el macho alfa de la manada.

sábado, 11 de junio de 2011

Día 7

En la otra orilla del lago, en Velden, nos esperaba un auto espacioso y un chófer perfectamente uniformado. Ha hablado aparte con Karla. Otol encogió los hombros y nos sonrió de manera forzada. – Hoy vamos a pasar la noche aquí, tenemos habitación reservada en una gästehaus. – Siempre lo solucionas todo, cariño. Karla lo fulminó con la mirada.
Hemos pasado una noche tranquila y cómoda, desde que salimos, fue la segunda vez que hemos tenido intimidad Eva y  yo. Hemos estado hablando de nuestras cosas, de los demás. Hemos estado buscando una solución para Dante, y hemos acordado que dejaríamos a Karla y Oto, en cuanto pudiéramos.
Despúes del desayuno, nos esperaba a la puerta de la pensión, el chófer en perfecto estado de revista, cogimos nuestras pocas pertenencias y hemos subido al vehículo. – Si todo va bien, llegaremos a la noche.
El paisaje en esta zona de montaña es abrumador, parece como si un leñador loco hubiera acabado con los árboles, usando las cuentas del azar.

viernes, 10 de junio de 2011

Día 6

Odio a Karla, la odio profundamente, de esa manera que eres incapaz de tener, con ese ser, una palabra amable, o una sonrisa hipócrita. La odio por como trata a Oto, por como nos menosprecia. La odio por la camadarería y el apoyo mutuo con Eva. Por como parece conocer todos los secretos de Dante, mis secretos...
Nuestro auto, se pudrirá en un bosque cercano a Radstaff. A veces, dudo los motivos de nuestra huida, de este viaje sin retorno visible, por complicadas carreteras de montaña, atravesando países sin pasar por los puestos fronterizos. - Tenemos que coger el barco a las 6. - ¿Porqué a las 6?. El último barco que va hacia Velden. Estoy harto de pedir favores a conocidos y desconocidos. Estoy cansado de infierno que no he provocado. Dante, parece no enterarse de nada, la novedad de dejar el auto, le ha llenado de optimismo, no le interesa que hay al otro lado del lago, a mi si. Me interesa lo que me depara mi destino. -Ya lo verás, solo tienes que esperar una hora. Lo único que te puedo decir es que será una sorpresa para Dante.
Ya se ven las luces de Velden. Karla mira a Dante y sonríe. El le devuelve, inocente, la sonrisa.

jueves, 9 de junio de 2011

Dia 5

El verano pasado, estuvimos juntos Dante, Oto, Eva, Karla y yo. La relación entre los cinco fue fantástica aunque Karla ya mostró su carácter firme y su afán de protagonismo. Oto comenzó a seguirla como un perrito faldero, los que permitía a Dante, a Eva y a mi, que disfrutáramos más tiempo juntos, dedicados a los juegos en la playa y en la habitación.
Cuando dijimos que marcharíamos los cinco, los amigos que quedaron se hecharon las manos a la cabeza, pero para todos fue uno de los mejores veranos de nuestras vidas. Por fin, parecía que Oto había encontrado su media naranja, y nosotros tres...
Esta tarde hace frío, esta mañana nos despedimos de campesino, agradeciéndole su hospitalidad. Habíamos pensado en dejar un coche, aprovechar la gasolina que queda en el depósito para llegar al lago. Se ha puesto muy contento, nos ha llenado el poco espacio que quedaba de comida y embutidos.
El verano pasado, Eva me besó por primera vez, y Dante...
Tenemos que volver a dormir en el coche, y ahora más estrechos, prácticamente no podremos movernos en toda la noche.
He rebuscado en mi cartera la fotografía del verano pasado, la he mirado y disimuladamente la he dejado escapar por la ventanilla.

miércoles, 8 de junio de 2011

Dia 4

Me merecía un descanso, ver gente diferente, saludar a otros que no conocieran mi nombre, ni mis motivos para estar allí. Un ganadero nos dejo una pequeña casa. Todos dormiremos en lo que fue la cocina-comedor-sala de estar, pero era infinitamente mejor que el coche. El centro del pueblo esta formado por una decena de casas, después se abre y las granjas se distancian.
Cuando llegamos al mediodía, parecía deshabitado. Solo el canturreo de los pájaros rompía aquel silencio abrumador, cuando estábamos a punto de partir. El ganadero, nos pregunto si buscábamos a alguien. -Solo queremos un sitio para descansar esta noche, mañana continuamos viaje. Karla marcando liderazgo sobre los demás, ¿quién le había dicho a ella que hablase por todos nosotros?, estoy seguro que ninguno, salvo ella, había pensado quedarse a pasar el día en esa aldea.
Para nuestro asombro, el anfitrión, nos acogió y nos trajo aquí. Esta tarde he dado un paseo solo. Conocí al resto de los pocos vecinos que formaban la comunidad. - ¿A venido a ver a alguien de Gmünd?. Yo saludaba y movía la cabeza negativamente.
Eva me ha seguido con la mirada mientras recorría las tres calles del pueblo, apareciendo y desapareciendo de su vista, no ha venido. Para mis adentros, se lo he agradecido.

martes, 7 de junio de 2011

Dia 3

Esta mañana hemos parado en la casa de mis abuelos. Hace tiempo que la abandonaron y ninguna familia ha entrado a vivir. Tantos años abandonada habían hecho estragos. Las estancias habían encogido desde mi última visita hace años. ¿Por que cuando una casa es abandonada lo primero que se destruyen son los cristales?. Las ventanas son como ojos ciegos, como cuencas vacías que muestran el cráneo limpio dentro de ellas. La ruina se ha aposentado en la vieja casa, en su jardín salvaje, en los dos escalones que separan la puerta, inexistente, del camino de entrada ahora crecen hierbas, donde antes había un sendero delimitado por piedras blancas. No me ha sido doloroso volver a estar allí, y ver la destrucción de ese espacio infantil. De los dos o tres veranos en que viajamos para ver a los padres de mi padre, no me quedaba nada, salvo dos fotografías de aquella época. Los recuerdos parecen haberse desmoronado igual que la casona.
Dante, me ha restregado la mano sobre la cabeza, y después me la ha hechado al hombro. He reaccionado como esperaba que lo hiciera y hemos vuelto a subir al coche. Una canción, las anécdotas de siempre, contadas cientos de veces, y el camino de tierra internándose en las montañas. Nadie ha dicho nada pero todos sabemos donde estaremos cuando nos alcance la noche.
Atardece.

lunes, 6 de junio de 2011

Dia 2

Hemos hecho una parada. Hoy estamos disfrutando de un día ligeramente nublado. Dante, ha comentado, entre risas, las virtudes de la camarera del hotel esta mañana. Ahora parece más triste que ninguno de nosotros.
También ha llegado, a la hora de la comida, el coche que lleva al resto del grupo. Me hubiese sentido más tranquilo si Eva, no hubiese venido. Creo que es el instinto protector de todos los hombres, yo solo, me siento capaz de comerme el mundo, pero de solo pensar que podría ponerla en peligro, me pone enfermo.
-¿Qué piensas?. ¿Por qué en este viaje todos se sienten con la capacidad de preguntar sobre mi estado de animo?. Yo solo observo, no pregunto a nadie, veo como van cambiando en el transcurrir de los días, a la pareja formada por Michael y Karla, cada vez más distanciados. Pero jamás, JAMÁS, me atrevería a preguntarles que les pasa.
- Nada, solo estaba intentando dejar la mente en blanco.
En el hotel nos han preparado un picnic para el camino, nuestra única comida hasta mañana. De momento no nos podemos permitir 3 comidas al día, y esta noche tendremos que dormir en el auto. Esperamos que cambie nuestra suerte, en caso contrario solo nos queda el regreso, o morir de hambre en centroeuropa.
- Yo pensaba, que quizás fuera verano para bañarme en la cascada.
Pero yo otra vez estaba en blanco.

domingo, 5 de junio de 2011

Dia 1

No les diré ahora nada de mi, quizás más adelante del viaje sea capaz de hablarles sobre mis miedos y mis pasiones, pero permitidme que guarde de momento el encanto del anonimato. Tampoco comenzaré a hablarles del viaje desde el lugar de salida, eso haría demasiado evidente mi lugar de procedencia.
Solo les diré que la tarde se mostraba fría, el camino de tierra que recorríamos cruzaba por valles y montañas empinadas, todavía había nieve en las cimas que nos rodeaban. Tengo ganas de llorar. El mar es un recuerdo en algún lugar cercano, pero a la vez muy lejano en mi cerebro. Pienso en esa nieve casi eterna que observamos, ¿cuántos años se han conservado, acumulado o derretido en frescos ríos de montaña, arrastrando rocas desde la cima al valle?. Y yo, sin embargo, pasaré por este paisaje como una exalación, no dejaré ningún derrelicto que identifíque mi paso por este lugar, por casi ningún lugar. Tengo escalofríos. Tan lejos de casa...
Me acomodo mejor en el asiento del auto, y desde mis ojos comienzan a precipitarse las lágrimas, acumulandose febriles en mis ojos, lentamente. -¿Te pasa algo?. He abierto una rendija en la ventanilla y el aire de la tarde me devuelve al sitio donde estoy. Tengo que dejar de pensar en casa, en volver. Solo me rodeo de ahoras instantáneos, el ahora de hace una hora, el ahora del minuto pasado, el ahora de hace solo un segundo. - No nada, ¿cuándo llegamos?. Y todo el mundo guarda silencio en el coche.