miércoles, 30 de noviembre de 2011

Día 20

El grupo de coristas llegó anoche, recién estrenada la luna. Leopold se multiplicaba en amabilidades y halagos, había aumentado el servicio en 6 criadas, que corrían de un lado a otro, montando catres en las habitaciones más grandes del Schloz.
También había dos cocineros nuevos, de aspecto jovial, se repartieron la cocina de forma civilizada apartando a la Sra. Ruetz, en su rincón favorito, no la dejaban acercarse a los fogones.
Hoy Leopold nos ha llevado a todos a la cima del Türnitz. Creo que ha sido el día más caluroso de esta primavera, Dante se quitó la camisa y probó esquiar un rato, pero no había tanta nieve y la que quedaba no estaba en la mejor condición. A pesar de verlo entretenerse, siempre se ha mostrado huidizo.
Me están pesando como plomo esta estancia en Moosham. Cuando llegaron las chicas era como una invasión del mundo exterior, las conversaciones amontonadas, los cuchicheos, su alegre ir y venir que lo llenaba todo. Y yo, como un pasmarote mirando el espectáculo del mundo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Día 19

¿A quién voy a engañar?, ¿al extraño tiempo de esta alocada primavera?, ¿a Eva? Esté, donde esté.  ¿A Dante?, no se lo que espera de mi, ni donde le he fallado, ¿a Karla y Oto? Creo que me conocen demasiado bien.
Cuanto más feliz y despreocupado me encuentro, más decepciono a los que me rodean. Pero, por otro lado, esta felicidad, no se la cantidad de malestar que me oculta. Creo que me sirve para cubrir cosas evidentes, evidentes hace unos días, pero que ahora se esconden como pequeños bocados de enamorados, caníbales que marcan y que no intentan dañar la pieza.
Estoy haciendo esta reflexión, y la verdad es que tengo miedo, de lo que ocurre y lo que puede ocurrir. No me importó que ayer se fuera Eva, no le pregunte a donde. Hoy, sin embargo, me gustaría que siguiese con nosotros, que disfrutáramos esta aventura los cinco juntos, sin pasado, con una mirada nueva sobre nuestro devenir. Marchémonos de este castillo encantado que colma nuestras necesidades. Tiremos nuestros pasaportes recién estrenados y huyamos como un grupo de nómadas.
Sigo teniendo miedo en este luminoso día de primavera. Me gustaría tanto volver a casa.