viernes, 9 de diciembre de 2011

Día 25

Karla entre los hombres, y Oto pegado a ella, desde ayer ha cambiado mi percepción de Oto, comienzo a verlo más femenino que Karla. Ella rara vez con falda, se pasea ordenando a discreción. El obedeciendo, como una ama de casa maltratada.
Hoy en las pistas, algunos de los amigos de Leopold se ha quitado la camisa, Eva Karla ha humillado a Oto ante los demás. Nadie se ha sorprendido, salvo el propio Oto.
Adolf viene de Berlín, nos ha recomendado que en cuanto pudiéramos viajásemos allí, tiene pinta de oficinista, es meticuloso y detallista, sabe reconocer a las personas en un solo vistazo. Desde principio a despreciado a Oto, y cuando ha ido pasando el día su desprecio se ha hecho cada vez más visible.
En la cena, Oto, le ha preguntado de qué trabajaba a Adolf. -¡Cállate, imbécil! Ha sido su respuesta, Karla se ha reído, y los otros le han acompañado. Oto ha agachado su cabeza y no ha vuelto a hablar en toda la noche.
Creo que prefiero la soledad a los amigos de Leopold, la altivez que muestran hacia nosotros, no hace referencia a Karla, a la que tratan como a un igual. No me he atrevido a preguntar cuantos días estarán con nosotros.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Día 24

¡SOCORRO!
Leopold se ha marchado, conduciendo él uno de los coches. El otro automóvil con las maletas se lo ha llevado el chófer. Estamos aislados. Otra noche nevando.
Oto, me ha acariciado la mano durante la comida. No puede ser, creo que mis pensamientos me están jugando una mala pasada. Cuando he notado el roce, ¿lo he notado? He vuelto mi vista hacia Karla y me ha parecido que ella bajaba rápidamente la cabeza hacia su plato de sopa. Cuando he mirado a Oto, este comía como si no hubiese pasado nada. –¿Le pasa algo a la sopa?. –Es que me ha parecido… no, nada, pero como estábamos tan callados..
¿Me estoy volviendo paranoico?
Mañana vendrán cuatro amigos de Leopold a pasar unos días. Leopold nos ha dejado dicho que seamos amables, y que nos comportasemos como si lo hubieramos conocido hace años en Biarritz. No puedo dejar de darle vueltas a la cabeza, ¿porqué Biarritz, y no Roma, Berlín, Viena o San Sebastián, o cualquier ciudad o tugurio de Europa?
Eva Karla, -Muchachos, mañana tendremos diversión. Caras nuevas. - ¿En serio, Eva Karla?. Creo que ya tenemos caras nuevas.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Día 23

El día de ayer me demostró que no puedo quedarme encerrado en el castillo, mi mente naufragaba, esparciendo trozos de vida mientras yo me hundía cada vez más. El grupo de coristas se ha ido esta mañana antes de que yo me levantara. Ha venido a despertarme Oto para que me despidiera, lo he mandado al cuerno y he seguido dormitando.
Eva Karla me ha preguntado que me pasaba mientras me acariciaba la cabeza, suavemente, Oto nos ha mirado con cara de horror y ella le ha sonreído. ¿Qué me estoy perdiendo?
Eva ya estará llegando a Berlín, paisajes que se alternan, pueblos, casas, ciudades con gente y ruido, si, ruido, coches, claxon, hombres anuncio, pobres. Por la información que deja escapar Leopold de vez en cuando, Berlín es un hervidero, preparando las Olimpiadas, viene gente de toda Alemania para visitar el Estadio y las avenidas nuevas.
Pagaría, por estar allí, media vida.
Leopold también marchará mañana hacia Viena, Dante irá con él, dice que a recoger nuestros pasaportes. Espero que sea el principio del final.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Día 22

Estoy a punto de enloquecer, cuando más nos acercamos al verano, más nieve parece que hay a nuestro alrededor. Esta noche ha vuelto a nevar. ¡Odio este clima!
Mi moral esta cayendo por los suelos y subiendo la de los demás, han marchado todos esta mañana hacia las pistas. Leopold también ha ido y Dante les ha acompañado, veo a Leopold y Dante siempre juntos, distantes y tristes.
Me quedaré todo el día en el Schloss viendo pasar las horas, pegado a la chimenea, leyendo cualquier libro que encuentre, si puede ser, que tenga grandes grabados de lugares exóticos y lejanos. Siento que me estoy perdiendo, que me hundo en mis miserias cada día más. Si algún día vuelvo a casa, recordaré estos momentos como si una pesadilla a cámara lenta se desplegase ante mí. Pero ¿con quién estaré en casa?, nadie me acompañará en mi regreso.
Cuando pienso lo tonto que he sido, los tontos que hemos sido. Estábamos bien, los veranos en Biarritz, el invierno junto a los amigos en Barcelona y Niza, ahora solo nos queda este infierno blanco. No sé, como mi abuela, vivió tantos años aquí.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Día 21

Los hombres del grupo y Oto, Karla y yo, nos fuimos a Griesskargipfel. Karla se desenvolvía como la dueña y señora de la montaña, y de todos nosotros. Mandaba y nos desvivíamos por complacerla, sobre todo los nuevos. Oto se enfurruñó, y dejó de competir pegándose a mi como una lapa.
He hablado algo más de lo acostumbrado con él, que tampoco es mucho. - ¿Qué vais a hacer, después de esto?. –¿Dirás que vamos a hacer?, tu también te vendrás, supongo. Eva nos está buscando un apartamento en Berlín a través de unos amigos de Leopold. –Entonces, ¿nos espera en Berlín? – Cuando lleguemos, ella, habrá marchado.
Si, sabían donde ha ido Eva, ¿porqué me lo han ocultado?, o ¿ha sido el pobre Oto el que se ha ido de la lengua?, por mi seguiría los pasos de Eva esta misma noche, le pediría perdón y trataría de comprenderla, mataría a Leopold, a Oto, Karla y al grupo de vicetriples y acompañantes, a los cocineros, criadas y mayordoma, le pegaría fuego a Moosham y la seguiría. Dante, y yo. Para volver a estar otra vez los tres juntos. Cruzaríamos la frontera con Alemania mañana por la noche y estaríamos a salvo. Pero estoy seguro, que Dante no me apoyaría, ha sido un gran sueño.