domingo, 5 de junio de 2011

Dia 1

No les diré ahora nada de mi, quizás más adelante del viaje sea capaz de hablarles sobre mis miedos y mis pasiones, pero permitidme que guarde de momento el encanto del anonimato. Tampoco comenzaré a hablarles del viaje desde el lugar de salida, eso haría demasiado evidente mi lugar de procedencia.
Solo les diré que la tarde se mostraba fría, el camino de tierra que recorríamos cruzaba por valles y montañas empinadas, todavía había nieve en las cimas que nos rodeaban. Tengo ganas de llorar. El mar es un recuerdo en algún lugar cercano, pero a la vez muy lejano en mi cerebro. Pienso en esa nieve casi eterna que observamos, ¿cuántos años se han conservado, acumulado o derretido en frescos ríos de montaña, arrastrando rocas desde la cima al valle?. Y yo, sin embargo, pasaré por este paisaje como una exalación, no dejaré ningún derrelicto que identifíque mi paso por este lugar, por casi ningún lugar. Tengo escalofríos. Tan lejos de casa...
Me acomodo mejor en el asiento del auto, y desde mis ojos comienzan a precipitarse las lágrimas, acumulandose febriles en mis ojos, lentamente. -¿Te pasa algo?. He abierto una rendija en la ventanilla y el aire de la tarde me devuelve al sitio donde estoy. Tengo que dejar de pensar en casa, en volver. Solo me rodeo de ahoras instantáneos, el ahora de hace una hora, el ahora del minuto pasado, el ahora de hace solo un segundo. - No nada, ¿cuándo llegamos?. Y todo el mundo guarda silencio en el coche.

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