jueves, 9 de junio de 2011

Dia 5

El verano pasado, estuvimos juntos Dante, Oto, Eva, Karla y yo. La relación entre los cinco fue fantástica aunque Karla ya mostró su carácter firme y su afán de protagonismo. Oto comenzó a seguirla como un perrito faldero, los que permitía a Dante, a Eva y a mi, que disfrutáramos más tiempo juntos, dedicados a los juegos en la playa y en la habitación.
Cuando dijimos que marcharíamos los cinco, los amigos que quedaron se hecharon las manos a la cabeza, pero para todos fue uno de los mejores veranos de nuestras vidas. Por fin, parecía que Oto había encontrado su media naranja, y nosotros tres...
Esta tarde hace frío, esta mañana nos despedimos de campesino, agradeciéndole su hospitalidad. Habíamos pensado en dejar un coche, aprovechar la gasolina que queda en el depósito para llegar al lago. Se ha puesto muy contento, nos ha llenado el poco espacio que quedaba de comida y embutidos.
El verano pasado, Eva me besó por primera vez, y Dante...
Tenemos que volver a dormir en el coche, y ahora más estrechos, prácticamente no podremos movernos en toda la noche.
He rebuscado en mi cartera la fotografía del verano pasado, la he mirado y disimuladamente la he dejado escapar por la ventanilla.

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