martes, 14 de junio de 2011

Día 9

-Su amiga se preocupa mucho por ustedes. – Si, mucho. Es la única conversación que hemos tenido con el chófer desde que salimos de Moosham. La sorpresa que nos esperaba esta mañana: pasaríamos cuatro días solos, Eva y yo, en un refugio de montaña a las orillas del un lago glacial. Me resulta una forma, bastante directa, para quitarnos de en medio. No se sus motivos, pero me esta perfecto para dejarla de ver. Estoy seguro que ha empezado a sentirse mal, con mis contestaciones y mi mal humor hacia ella.
Eva está emocionada. – Al final, verás como no es tan mala. Dante ha ido a despedirnos a la entrada del patio, contento por nosotros. Me quedó un gusto amargo que no logro mitigar.
La carretera que llega al refugio, pronto deja de estar asfaltada para convertirse en un camino de grava y tierra oscura. Siempre hemos ido subiendo, sin parar, hasta la cara norte de las montañas, donde la nieve aún perdura en abril. En las cimas se conservarán todo el año, el paisaje de una grandiosidad poco común, nos aparta de la realidad, haciendo que cada metro de calzada nos llevase a nuestro paraíso. – A lo mejor, no es tan mala. Digo en un murmullo, y espero que nadie me haya oído.

No hay comentarios: