viernes, 17 de junio de 2011

Día 12

Hoy después de comer. – Quisiera que volviéramos a empezar ahora, como si estos días atrás no hubiesen ocurrido. - ¿Sabes si han ocurrido? Eva se ha quedado entre incrédula y expectante, he visto como se ponía la chaqueta y por la ventana he seguido su paseo por la orilla, evitando los grandes bloques de hielo. Esa inocencia, ese aparente candor son de las cosas que más me cansan de ella. Parece que me rodeo de adultos con el complejo de Peter Pan, aunque algunos parecen salidos de las mazmorras del marques de Sade.
Después de una hora, Eva no había vuelto, no he tenido preocupación por eso, estuviera donde estuviera, seguro que me estaba esperando. He salido y allí estaba ella, en el porche muerta de frío. – ¡Ya era hora!. Se levantó y entro al refugio yo la he seguido. – No hemos ido a ver tu meada, te acuerdas que te lo prometí. Me ha mirado con asco.
Esta noche hemos sacado una lata de alubias rojas con carne. – Tengo la regla. – No soy asqueroso, además me gusta el olor. Eva se ha levantado y ha vomitado en el retrete. Días como hoy no se olvidan.

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