martes, 7 de junio de 2011

Dia 3

Esta mañana hemos parado en la casa de mis abuelos. Hace tiempo que la abandonaron y ninguna familia ha entrado a vivir. Tantos años abandonada habían hecho estragos. Las estancias habían encogido desde mi última visita hace años. ¿Por que cuando una casa es abandonada lo primero que se destruyen son los cristales?. Las ventanas son como ojos ciegos, como cuencas vacías que muestran el cráneo limpio dentro de ellas. La ruina se ha aposentado en la vieja casa, en su jardín salvaje, en los dos escalones que separan la puerta, inexistente, del camino de entrada ahora crecen hierbas, donde antes había un sendero delimitado por piedras blancas. No me ha sido doloroso volver a estar allí, y ver la destrucción de ese espacio infantil. De los dos o tres veranos en que viajamos para ver a los padres de mi padre, no me quedaba nada, salvo dos fotografías de aquella época. Los recuerdos parecen haberse desmoronado igual que la casona.
Dante, me ha restregado la mano sobre la cabeza, y después me la ha hechado al hombro. He reaccionado como esperaba que lo hiciera y hemos vuelto a subir al coche. Una canción, las anécdotas de siempre, contadas cientos de veces, y el camino de tierra internándose en las montañas. Nadie ha dicho nada pero todos sabemos donde estaremos cuando nos alcance la noche.
Atardece.

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