jueves, 4 de agosto de 2011

Día 18

-  Abrázame, no como si lamentaras hacerlo. Hazlo como si me quisieras, como si fuese lo más importante que haya pasado en tu vida. Dante tenía los ojos brillantes. Lo abrace sintiendo contra mi pecho el suyo palpitante, apretándolo fuerte hacia mi. Sentí sus brazos, su respiración, en un momento me dio la sensación que lloraba, pero después vi que todo había quedado en eso, una sensación.
Cuando por fin aflojamos el abrazo quedamos por un momento muy cerca el uno del otro, mi mano sobre su nuca me hablaba de su vulnerabilidad, de la fragilidad con que siempre se envolvía. - ¿Quieres que me quede contigo?. – Solo necesitaba sentir que le importaba a alguien, aunque sea mentira. Gracias por el abrazo.
Pocas veces he tenido que bajar la mirada por culpa de otra mirada. Como un reto la he mantenido hasta que el otro la apartaba, a Dante no le ha hecho falta mucho tiempo para lograrlo. He tenido vergüenza de no saber que le pasa, de despreocuparme de Eva, de sentirme feliz cuando a mi alrededor algo parece desmoronarse, sin saber yo que es.
Hemos hecho una excursión a Hochschwad, pero los ojos de Dante, en la distancia, han seguido perforándome.

No hay comentarios: