miércoles, 3 de agosto de 2011

Día 17

Anoche fui a la habitación de Dante, la cama estaba hecha, él no estaba allí, no dormía allí. He empezado a pensar que su salud no es motivo de su decaimiento. Esta mañana lo he encontrado, serio y distante, como estos días atrás. No le he preguntado donde estaba la noche pasada. Karla se ha unido al desayuno a las 10 de la mañana. - ¿Quién se anima a venir a Schneealm?
He vuelto mi cabeza hacia Dante, su mirada melancólica, - ¿Quieres que me quede contigo y hablamos? – Quiero que te vayas. En ese momento no me he dado cuenta del significado de sus palabras, he entendido que quería que me fuese con Karla y Oto, pero quizás decía algo más; que me fuera de su vida, que me fuera de allí, que lo dejara solo.
He sentido una tristeza inmensa, quizás he obligado a separarse de mi a las dos únicas personas que me querían. Schneealm se mostraba fantástico, Leopold ha dicho que cuando venga el grupo que espera, iremos a los lugares donde la nieve aun reina. - ¿Nos acompañarás Leopold? – Creo que me tengo que quedar a finalizar unos negocios, espero poderme escapar algún día.

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